El 18 de septiembre, la Reserva Federal de Estados Unidos anunció un importante recorte de 50 puntos básicos en las tasas de interés, iniciando oficialmente una nueva ronda de flexibilización monetaria y poniendo fin a dos años de ajuste. La medida pone de relieve los esfuerzos de la Reserva Federal para abordar los importantes desafíos que plantea el menor crecimiento económico de Estados Unidos.
Al provenir de la economía más grande del mundo, cualquier cambio en la política monetaria estadounidense inevitablemente tendrá efectos de largo alcance en los mercados financieros, el comercio, los flujos de capital y otros sectores globales. La Reserva Federal rara vez implementa un recorte de 50 puntos básicos de una sola vez, a menos que perciba riesgos sustanciales.
La notable reducción esta vez ha desencadenado discusiones y preocupaciones generalizadas sobre las perspectivas económicas globales, especialmente el impacto del recorte de tasas en las políticas monetarias y los movimientos de capital de otros países. En este contexto complejo, la forma en que las economías globales –particularmente China– responden a los efectos de contagio se ha convertido en un punto focal en los debates actuales sobre política económica.
La decisión de la Reserva Federal representa un cambio más amplio hacia recortes de tasas por parte de otras economías importantes (con la excepción de Japón), fomentando una tendencia globalmente sincronizada de flexibilización monetaria. Por un lado, esto refleja una preocupación compartida por un crecimiento global más lento, con los bancos centrales reduciendo las tasas de interés para estimular la actividad económica e impulsar el consumo y la inversión.
La flexibilización global puede tener efectos tanto positivos como negativos en la economía mundial. Las tasas de interés más bajas ayudan a aliviar las presiones de la desaceleración económica, reducen los costos de endeudamiento corporativo y estimulan la inversión y el consumo, particularmente en sectores como el inmobiliario y el manufacturero, que se han visto limitados por las altas tasas de interés. Sin embargo, a largo plazo, esas políticas podrían elevar los niveles de deuda y aumentar el riesgo de una crisis financiera. Además, los recortes de tasas coordinados globalmente podrían conducir a devaluaciones monetarias competitivas, y la depreciación del dólar estadounidense llevaría a otras naciones a seguir el ejemplo, exacerbando la volatilidad del tipo de cambio.
Para China, el recorte de tipos de la Reserva Federal puede ejercer una presión de apreciación sobre el yuan, lo que podría afectar negativamente al sector exportador de China. Este desafío se ve agravado por la lenta recuperación económica mundial, que ejerce una presión operativa adicional sobre los exportadores chinos. Por lo tanto, mantener la estabilidad del tipo de cambio del yuan y al mismo tiempo preservar la competitividad de las exportaciones será una tarea crítica para China mientras navega por las consecuencias de la medida de la Reserva Federal.
También es probable que el recorte de tipos de la Reserva Federal influya en los flujos de capital y provoque fluctuaciones en los mercados financieros de China. Las tasas más bajas en Estados Unidos pueden atraer flujos de capital internacional a China, particularmente a sus mercados bursátiles y inmobiliarios. En el corto plazo, estas entradas podrían hacer subir los precios de los activos y estimular el crecimiento del mercado. Sin embargo, los precedentes históricos muestran que los flujos de capital pueden ser muy volátiles. Si las condiciones del mercado externo cambian, el capital podría salir rápidamente, provocando fuertes fluctuaciones en el mercado. Por lo tanto, China debe monitorear de cerca la dinámica de los flujos de capital, protegerse contra posibles riesgos de mercado y prevenir la inestabilidad financiera resultante de movimientos de capital especulativos.
Al mismo tiempo, el recorte de tipos de la Reserva Federal podría ejercer presión sobre las reservas de divisas y el comercio internacional de China. Un dólar estadounidense más débil aumenta la volatilidad de los activos denominados en dólares de China, lo que plantea desafíos para la gestión de sus reservas de divisas. Además, la depreciación del dólar podría erosionar la competitividad de las exportaciones de China, particularmente en el contexto de una demanda global débil. La apreciación del yuan reduciría aún más los márgenes de beneficio de los exportadores chinos. Como resultado, China necesitará adoptar políticas monetarias y estrategias de gestión de divisas más flexibles para garantizar la estabilidad en el mercado de divisas en medio de condiciones económicas globales cambiantes.
Frente a las presiones de la volatilidad del tipo de cambio resultante de la depreciación del dólar, China debería tratar de mantener la estabilidad dentro del sistema monetario internacional, evitando una apreciación excesiva del yuan que podría socavar la competitividad de las exportaciones.
Además, en respuesta a las posibles fluctuaciones de los mercados económicos y financieros provocadas por la Reserva Federal, China debe fortalecer aún más la gestión de riesgos en sus mercados financieros y aumentar la suficiencia de capital para mitigar los riesgos que plantean los flujos de capital internacionales.
Ante un movimiento de capital global incierto, China debería optimizar su estructura de activos aumentando la proporción de activos de alta calidad y reduciendo la exposición a los de alto riesgo, mejorando así la estabilidad de su sistema financiero. Al mismo tiempo, China debe seguir impulsando la internacionalización del yuan, ampliar los mercados de capital diversificados y la cooperación financiera y aumentar su voz y competitividad en la gobernanza financiera global.
China también debería promover constantemente la innovación financiera y la transformación empresarial para mejorar la rentabilidad y la resiliencia de su sector financiero. En medio de la tendencia mundial de flexibilización monetaria sincronizada, los modelos tradicionales de ingresos basados en márgenes de intereses estarán bajo presión. Por lo tanto, las instituciones financieras chinas deberían explorar activamente nuevas fuentes de ingresos (como la gestión patrimonial y la tecnología financiera, la diversificación empresarial y la innovación de servicios) para fortalecer la competitividad general.
De acuerdo con las estrategias nacionales, las instituciones financieras chinas deberían participar activamente en el Plan de Acción de Beijing del Foro sobre Cooperación China-África (2025-27) y participar en la cooperación financiera en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esto implica fortalecer la investigación sobre desarrollos internacionales y regionales, profundizar la colaboración con instituciones financieras internacionales y entidades financieras locales en los países relevantes y asegurar un mayor acceso a la información del mercado local y apoyo para expandir de manera prudente y constante las operaciones financieras internacionales. Participar activamente en la gobernanza financiera global y el establecimiento de reglas también mejorará la capacidad de las instituciones financieras chinas para competir internacionalmente.
El reciente recorte de tasas de la Reserva Federal presagia una nueva fase de flexibilización monetaria global, presentando oportunidades y desafíos para la economía global. Como segunda economía más grande del mundo, China debe adoptar estrategias de respuesta proactivas y flexibles para garantizar la estabilidad y el desarrollo sostenible en este complejo entorno global. Al fortalecer la gestión de riesgos, optimizar la política monetaria, promover la innovación financiera y profundizar la cooperación internacional, China puede encontrar una mayor certeza en medio de una cascada de incertidumbres económicas globales, asegurando el funcionamiento sólido de su economía y su sistema financiero.
Hora de publicación: 08-oct-2024